Era casi media noche y acababa de salir con una tipa a la que no pude comerle (Historia aparte). Con toda la energía acumulada, probé con una escort mujer y, casi al mismo tiempo, también la llamé a Aylén. Las cervezas que tenía en ese momento en el cerebro me impiden recordar exactamente el orden del contacto, pero Aylén respondió primero y, como mi primera palabra pesa para mí, fui directo a buscarla de su casa de Reducto. Mientras, la otra que tardó en responder me comenzaba a apurar. La intención de probar algo menos habitual fue más poderosa. Mientras conducía desde el centro de Asunción, le mensajeé que quería ser penetrado, que sería mi primera vez y que me tenga paciencia. Me respondió que deje todo a su cargo. Subió al auto con su look de modelo cada vez más linda. Nos saludamos con un beso bien onda novios y nos dirigimos al motel más cercano. Quería llevarla a alguno de los moteles más lindos (Studio A o Millenium), pero la calentura apuraba. En la habitación seguimos con los besos; riquísimos intercambios de lengua y me comenzó a recorrer con la boca. Me hizo sentir su lengua por todas partes (Boca, pezones, abdomen, pija, huevos, culo), me calienta tanto que estoy por darme una reverenda paja. Le pedí que me coja y ella me pidió que se la chupe. Comencé mi primera felación, con sus orientaciones muy didácticas, tanto que comencé a sentir su hermosa y rica pija casi casi hasta mi garganta. Era una primera y gloriosa vez, al menos para mí, porque seguro que para ella habré cometido algún error de primerizo. Después me dijo: “Ponete de cuatro”. Obedecí. Me puso el lubricante. Levantá más la cola, me decía, un poco más. Y comenzó con bombeo entre doloroso y placentero, aunque cada vez más placentero. Mientras ella se movía, yo me pajeaba hasta que terminé y después de eso sentí todo el dolor de una primera vez. Primera vez con pija, ya que antes había experimentado dedos de mis parejas. Este es mi rápido relato con esta diva con la que quiero volver a probar los placeres de la vida.