Lo bueno de este lugar es que es de los pocos (por no decir el único) que abre los domingos y feriados. Lo poco tolerable que suelo encontrar, sin embargo, es que las toallas no parecen bien lavadas (si es que las lavan) y cuando estás en la cabina se oyen demasiados ruidos de las minas que están afuera gritando o riéndose a carcajadas. O sea, en ese sentido, cero respeto al cliente que está adentro.