Buenas noches, nobles caballeros. Es de mi agrado compartir con ustedes mi experiencia reciente en aras de ser partícipe del anhelado sorteo llevado a cabo aproximadamente cada 30 lunas por los terratenientes del aclamado recinto "La Torre".
Como resultado de la suma de mis preferencias personales, y las recomendaciones indirectas compartidas aquí por mis congéneres, decidí acudir a dicho recinto para reunirme con la noble y estimada doncella llamada Lili.
El atuendo que ella portaba al momento de la bienvenida no solo resaltaba sus atributos naturales, sino que además amplificaba su brillo ya de por sí radiante. Portadora de armoniosas curvas, de una personalidad mejor descripta con el adjetivo "cautivadora", y de un rostro con facciones delicadas acompañado por una sonrisa que hace vibrar el alma, fui más que gratamente sorprendido.
Con su trato apasionado y risueño, fugazmente fue capaz de derrumbar las murallas erigidas por los nervios. Es de destacar su habilidad verbal, que se extrapola a la gran mayoría de situaciones relacionadas al momento que ustedes podrán ciertamente imaginar vívidamente.
Al momento de danzar el vals, demostró una gran capacidad de acompañar el ritmo que propuse durante mi momento en la cima de su humanidad, así como también una maestría inesperada en materia de equitación durante su turno de liderar la danza. El clímax se caracterizó por ser comparable a la sección final de la composición "O Fortuna", reproducida por una gran fanfarria.
Sin lugar a dudas fue una experiencia altamente gratificante, que tuvo un solo trago amargo, el retumbar de la alarma indicando la conclusión de nuestro tiempo juntos.
Sin más datos resaltantes que agregar, y con la esperanza de formar parte de los beneficiados, de manera a incrementar la duración de mi retorno junto a esta angelical doncella, me despido cordialmente.
Que el excelente coito les escolte durante el resto de su existencia.