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La Cita (Un relato ficticio...)


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He decidido escribir una historia para ustedes. Esta es solo una historia, que no tiene nada de real. Para su deleite... Los nombres de las chicas están inventados, y no son reales.

 

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Me bajé del taxi. No había usado mi vehículo porque no quería que vea mi auto en un lugar como ese. Pagué al taxista y lo despaché.

 

Esta era la casa. Era agradable y parecía bién limpita y cuidada. No se veía ninguna pintura que se esté despegando, ni moho, ni nada por el estilo. Era un lugar muy agradable. Los amigos de http://hot.com.py tenían razón.

 

Una casa de 2 pisos. El jardín de enfrente todavía se holía a mojado por que habían acabado de regar el pasto. El patio estaba recién cortado y regado, y tenía 3 frondosos árboles, que junto con el mirame-no-me toqueis que crecía como 2 metros hacían difícil ver la casa desde afuera.

 

El sol se estaba por comenzar a poner... aunque todavía su círculo calentaba la tierra. A pesar de eso, se notaba que la noche iba a ser fría.

 

La temperatura estaba agradable y perfecta, no muy fría ni caliente. Una temperatura extrañísima, considerando que estába en Paraguay.

 

Se oía el cantar de los pájaros. Había pájaros campanas, pipíles pipíles, y--mi piel se me erizó, había también pitogués. El cantar del pitogué no era precísamente el sonido mas desable viniendo de este lugar.

 

Observé los lapachos que allí estaban. Había como 10 pájaros de distinta especie, pero niuno era un pitogué. Me relajé y me acerqué a la casa.

 

Miré mi reloj. Eran exactamente las 18:25. Me había adelantado 5 minutos a mi cita.

 

Toqué el timbre.

 

Se oyó un leve pitido como a lo lejos. Luego esperé durante un instante, que a pesar de que pareció interminable, solo tomó dos minutos para que Marcia se presente a la puerta.

 

-- ¿Chicas Calientes? Marcia soy.

 

-- Tengo entendido que aquí se ofrecen damas de compañía.

 

-- Sí, así es, amor. Adelante por favor. ¿Tu nombre?

 

Dicho esto, ella desllaveó la puerta, se dirigió al portón, y entonces lo abrío. Mientras seguíamos conversando.

 

-- Lindo lugar. Soy El Magnético de la comunidad hot.com.py.

 

-- ¡El Magnético! Seas bienvenido. Gracias por lo del local, es nuestro.

 

-- Felicidades...

 

-- Pero no se quede allí parado, pase por favor...

 

Dicho esto, entré en la casa. Estaba bién decorada con cuadros, y cachivaches... la mayoría de ellos juguetes sexuales... todo tipo de jueguetes. Una vez adentro, el lugar podría tener solamente un uso y eso era obvio. Estaba absorto en mis pensamientos, cuando Marcia me interrumpió.

 

-- Departe de la agencia Chicas Calientes, le doy la bienvenida Señor... Nuestros precios son:

 

-- Conozco sus precios. Conozco sus servicios. Quiero una hora de servicio BDSM completo. Soy 100% dominante. Aquí tengo el pago...

 

Le entregué un fajo de billetes. Ella los contó, estaba todo.

 

-- Me gustaría que me precentes a las chicas.

 

-- Por supuesto. Yo soy Marcia como te dije...

 

Observé a Marcia cuidadosamente. Era una chica boluptuosa, gran culo, enormes tetas. Lastimosamente, no podía distinguir el largo del pelo porque lo tenía recogido. Eta mas bien baja, pero no tanto...

 

-- Soltáte el pelo y date la vuelta lentamente.

 

Se lo soltó. Su rubia cabellera cayó hasta la cintura. Se quedó mirándome con sus bellos ojos pardos. Estuve observando minusiosamente a esa dama por varios segundos mientras ella giraba sobre su eje imaginario. Sí, estaba buena. Tenía su pelo lacio, y le llegaba hasta la mitad de la cintura.

 

-- ¿Quién sigue?

 

-- Esta es Venus...

 

Venus era de rojiza cabellera corta pero blanca piel. Ella era alta, pero no me alcanzaba. Sí, eso es difícil--pero posible. Lastimosamente, se había amputado su pelo y lo tenía por los hombros.

 

-- Date la vuelta.

 

Venus comenzó a voltear. Su pelo era ondulado. Sus ojos eran verdes. No era tan alta como Marcia. Una bella mujer sin duda. También me deleité ante la escultura de mujer que se me estaba mostrando.

 

-- La que sigue.

 

-- Esta es Natalia...

 

Natalia también tenía atado su pelo, pero viendo lo que le pedí a Marcia, se soltó immediatamente su pelo sin esperar a que se lo pidiera.

 

-- Date la vuelta.

 

Naty se volteó despacito, igual que las otras. Tenía su cabellera rojiza, incluso más que Venus. Su pelo era mas fino y largo que el de esta, llegando a su rodilla. A pesar de ser tan fino undividualmente, era en tal cantidad que formaban una espeza cabellera. Tenía los ojos verdes.

 

-- Después...

 

-- Se trata de Josefina...

 

Josefina era distinta a las otras. Ella era rubia, con espezos y tupidos rizos por cabello. Era la mas baja de todas, por mucho. De hecho, le pasaban por una cabeza entera. También tenía un cabello largo, lazio, y rubio. Su mirada era la mas inocente de todas, aunque de inocente no tenía nada.

 

-- Date la vuelta.

 

Pude admirar detenidamente como se daba la vuelta este cuarto cuerpecito. Ella era también muy linda. Aunque siendo bajita, tenía su cuerpo en proporción lo que significa que eran los pechos y nalgas mas chicos de todo el grupo. Pelo moreno, ondulado suavemente, y por debajo de sus pezones, apenas... Era posible que esten justo a la altura de ellos, ya que ninguna estaba desnuda.

 

La observé detenidamente y cuidadosamente... estaba simulando pensando mucho para tomar mi decisión. En realidad, ya sabía muy bien lo que iría a hacer incluso antes de llegar al lugar.

 

Miré a los ojos de cada una de las chicas, termiando por Marcia.

 

-- Ya lo decidí.

 

-- ¿Bién? ¿Quién es la afortunada hoy?

 

Sin separa mis ojos de los suyos, dejé escapar muy una débil risa...

 

-- Yo...

 

Esperé unos instantes,

 

-- Quiero...

 

Sentía como se subía el nivel de suspenso...

 

-- A

 

Marcia me hizo un gesto raro con la boca, como diciéndome "Decinos a quién y punto!"

 

Finalmente lo dije, en un volúmen bajito:

 

Continuará... 

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No tiene nada de interesante mi cuate.. Acá se postea experiencias reales... Osino voy a bajar alguna historia de Google y alzo

¿Que tiene de malo que el colega quiera innovar un poco?

Los perros vamosna a dejar de ser cortamambos... dejenle ser feliz al colega compartiendo su creatividad.

Metele colega.. yo te hago el aguante.

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¿Que tiene de malo que el colega quiera innovar un poco?

Los perros vamosna a dejar de ser cortamambos... dejenle ser feliz al colega compartiendo su creatividad.

Metele colega.. yo te hago el aguante.

 

Misma opinion!

 

Aguante "EL MAGNETICO"...

 

"echese otra historia mi Compadre" (con tono de mexican)

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Bueno, en vista de que sí les gustó por lo menos a alguos, aquí continúa el cuento...
 
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Marcia me hizo un gesto raro con la boca, como diciéndome "Decinos a quién y punto!"
 
Finalmente lo dije, en un volúmen bajito:
 
--(quiero a todas)
 
De repente, los ojos de las chicas se brillaron sorprendidas. No lo esperaban. Deberían, pero no lo esperaban.
 
--Quiero a todas ustedes por una hora, el mismo servicio completo que habíamos acordado.
 
--Tal vez, pero el precio que acordamos fue por una sola chica--dijo Marcia.
 
--Lo sé.
 
Le entregué a Marcia el resto de la plata que ya había preparado. Ella lo contó.
 
--Sí está todo.
 
--Excelente--dijo Natalia--entonces nos divertiremos todas.
 
--¿Vamos a un cuarto?--preguntó Venus.
 
--¡SILENCIO!--No quiero que ni una vuelva a hablar a menos que yo le haga una pregunta directa. En ese caso, responderán con el mínimo de palabras posible.
 
--Colóquense todas en fila india. Quiero que Venus valla primero, luego Natalia, Josefina y Marcia. Todas tocandole la cabeza a la que va delante con la punta dela nariz. Esperen instrucciones mías luego.
 
Venus se quedó tieza, mientras las otras se ponían en posisión. Marcia segunda, Natalia tercera, y Josefina número cuatro, tal cual había indicado. Cuando finalizaron, se quedaron todas en posición esperando instrucciones.
 
Comencé a revisarlas a todas. Sí, estaban listas.
 
Les puse a cada una un collar de perra, que ya lo tenía listo en mi mochila. Todos los collares estaban atados por una pinza y una argolla. Pacientemente esperaron que todas estuvieron debidamente inmovilizadas. 
 
--Que cada una ponga sus manos atrás de su propio culo.
 
Cuando dige esto, cada una movió sus manos de donde la tenía, al frente o al costado, atrás de su culo. Y esperaron.
 
Luego de un tiempo, dejaron de moverse. Entonces revisé donde estaban sus muñecas, una por una. Todas las habían colocado en la posición indicada.
 
Luego saqué las esposas de mi mochila y me fuí atándo cada a cada una, inmovilizando sus brazos a la altura del codo. Habiendo colocado a la última, las volví a revisar...
 
Estaban listas.
 
--Venus, dirígete al cuarto lo más rápido que puedas caminar, no correr, caminar. Cuando lleges, tocá la puerta con la punta de tu nariz. Hazlo ahora. 
 
Venus comenzó a abanzar. Las que estaban detrás de ellas protestaron por la forma en que estaban atadas, pero también respondieron. Entre maullidos y protestas ininteligibles, al final llegaron. Venus tocó la puerta con la punta de su nariz, como había pedido. Todas las otras se colocaron detrás de ella, ya que estaban atadas y no podían hacerlo distinto.
 
--Abran sus piernas.
 
Comencé a tocar a cada una. Comenzando por Venus. Cuidadosamente, toqué todo su cuerpo. Comenzando por la cabeza, sus hombros, espalda, piernas, pies, estomago, y todo su cuerpo (pero no toqué ninguna de sus partes íntimas. Recién después de que había recorrido todo su cuerpo no íntimo, comencé a recorrer sus senos. Uno por uno en forma de espiral hasta que al fín llegué a su pezón. Luego le toqué su concha, y me detuve un rato donde calculaba que estaba su clítoris (todavía tenían ropa). Luego las pinchaba con fuerza por unos segundos en cada pezón y en la clitoris. Luego seguía con la siguiente y repetía el mismo proceso. Ignoraba el hecho de que ya la había tocado en parte al tocar a la que estaba delante y la recorría con las manos igualmente. Cada vez que sentía algo en su ropa, lo que sea, lo tomaba, revisaba un rato, y ponía otra vez en su lugar. 
 
Tal como había planeado, Marcia (a quien había ubicado último) tenía entre su ropa la llave que era del cuarto. Abrí la puerta, pero regresé a terminar de tocar a Marcia, y finalmente la pellizqué en los tres puntos críticos igual que las otras.
 
--¡Adelante!
 
CONTINUARÁ...
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